A MODO DE PRESENTACIÓN GENERAL, CON AVALES DE AUTORIDAD ÉTICA Y CULTURALPresentar, tratar de expresar con palabras la amplitud de contenidos eficientes en Yi Ching o El Libro de las Mutaciones, es siempre una tensión de solidaridad cultural que nos sitúa entre la más alta dignidad humana y la necesaria e inevitable modestia de quien lo pretende. Sólo entre elevadas concepciones del espíritu como la del reabsorbente mandala chino-indo-tibetano o la ética irradiación del Sinaí, por ejemplo, pueden obtenerse de alguna manera aproximaciones que se le asemejan. En el orden material, dentro de la vasta constelación de la ciencia, el sistema binario, la tabla periódica de los elementos y el código genético, representan otras plasmaciones con sentido de referencia a diversos niveles.
En la hora precisa en que un ser humano consulta adecuadamente a Yi Ching, recurre a la permanente y veraz eficacia de los 64 hexagramas en relación con cualquier interrogante, está accediendo justamente a la mayor capacidad posible de responder objetivamente con sentido, previsibilidad y concreción a su pregunta. Sin acepción de personas, etnia, estatus, partido, ideología o credo; sin petición sectaria o disociación del medio concreto familiar o social; desde la propia situación circunstancial, con la sopesada correlación entre lo humanamente previsible y lo puramente aleatorio en el ser-estando personal, ahora, de nombre propio y apellidos que se es. La orientación precisamente justa. La ética satisfacción de la armonía para quienes en consideración a los más altos principios universales de la propia mismidad, anhelan el bien de sus vidas y de la vida... que no acaba.
Yi Ching contiene todas las respuestas a todas las posibles preguntas humanas (científicamente constatable, por demás). Sin la menor presunción, falta a lo debido o vana demagogia. Aquéllas que principalmente le competen a usted, en primer término. ¿Después?, ¿además?... Los límites convergen con las capacidades correspondientes y la adecuada autoridad. Para comenzar, con la sola voluntad de comprender –que no menos-, podremos acercarnos a la sabiduría inscrita en sus páginas.